top of page
Buscar
Foto del escritorCarlos Renau Merce

CALLE MAYOR

Actualizado: 28 feb

Calle Mayor: (siempre conocida popularmente con este nombre) Calle de Abajo (Carrer de Baix) Calle Mayor Calle Hostals (1) Carrer del Rei (2) Carrer Llarguer (3) Calle Miguel Primo De Rivera (1926)

Calle Mayor (1931) Calle Casas Sala (1936) Calle Mayor(1940)


(1) HOSTALS.

Por la existencia en esta calle del Hostal de San Agustín. El Convento.

Existen referencias de ese nombre de fecha  12 de Enero de 1387: “ E seguint tro al carrer major appellat dels hostals”. (Sánchez Adell).


(2) DEL REI.

Por la razón de alojarse el Rei en el Hostal, dio lugar a este nombre.

Existen referencias de ese nombre del año 1371: “ Item unes cases al carrer del Rei”. (Sánchez Adell).


(3) LLARGUER-AMPLE.

Debido a su mayor longitud.

Existen referencias de este nombre de fecha 14 Diciembre de 1414: “ Al carrer llaguer on esta l’hostal apellat del senyor rei”.



LA CALLE MAYOR es considerada por algunos historiadores como la primera sobre la que se asentó la villa medieval que dio origen a la actual capital de la Plana, no siempre se denominó así, ya que también fue conocida como calle: Hostals del Rei, Ample, Llarguer, de Baix, Miguel Primo de Rivera y Casas Sala.


Está situada entre las actuales plazas de la Paz y la de María Agustina. La muralla medieval disponía para acceder a ella, de una puerta conocida como portal de l’Om y por el norte la de l’Hospital.


En la población medieval, esta calle junto con la de Zapateros, actual Colón y su prolongación hacia el este, entonces calle del Agua, dividían la población en cuatro partes (barrios o parroquias de Santa María, San Agustín, Santo Tomás y San Pedro). A lo largo de nuestra historia han existido en ella importantes edificios públicos, como el Parador Real, situado junto a la actual iglesia de San Agustín (actual Complejo San Agustín), el hospital de Trullols, en cuyo solar fue edificado postereiormente, el Palacio de la Diputación y la Iglesia de la Purísima Sangre, la casa dels Caragols, actual delegación de la Generalitat Valenciana y también notables edificios de propiedad particular, como la casa Balaguer en el número uno, la dels Roig, frente a la plaza Santa Clara, la de los Torres, situada en el número cuarenta y ocho, Coloma en el cincuenta o Benet en el número setenta y dos. Todas ellas con importantes elementos arquitectónicos que han sido catalogados como edificios a conservar por completo o, en otros casos, parte de ellos.

El carrer Major es un símbolo de la historia de Castellón.

Miguel Primo de Rivera y Orbaneja, Jerez de la Frontera, Cádiz, 1870 - París, 1930. Militar y dictador español. Procedía de una familia de militares ilustres, en la que había destacado su tío Fernando Primo de Rivera, marqués de Estella (1831-1921), héroe de la última guerra carlista, gobernador de Filipinas y varias veces ministro de la Guerra. Miguel Primo de Rivera ingresó en el ejército a los catorce años y desarrolló la mayor parte de su carrera en destinos coloniales: Marruecos, Cuba y Filipinas (adonde acompañó a su tío) fueron los escenarios que le permitieron ascender rápidamente por méritos de guerra, de manera que en 1912 ya era general. Vinculado por su formación al grupo de militares africanistas, defendió sin embargo el abandono de las colonias norteafricanas, por lo que hubo de sufrir represalias políticas. Desde 1919 pasó a destinos en la Península, que le pusieron en contacto con los agudos problemas sociales y políticos de la época: fue capitán general de Valencia, de Madrid y de Barcelona. Desde este último puesto, que ocupó en 1922, se vio confrontado a los problemas de orden público de la ciudad en la época del terrorismo anarquista, del pistolerismo patronal, del auge del catalanismo, de la inestabilidad ministerial y de la descomposición del sistema de partidos. Como reacción, Primo de Rivera enarboló sus ideales militaristas, nacionalistas y autoritarios para dar un golpe de Estado en 1923, que puso en suspenso la Constitución, disolvió el Parlamento e implantó una dictadura (1923-1930). Con la connivencia del rey Alfonso XIII y la aquiescencia de buena parte de la patronal, del clero, del ejército y de las fuerzas conservadoras, Primo de Rivera encabezó un Directorio Militar que concentró todos los poderes del Estado excluyendo a los políticos profesionales. Inicialmente encontró poca resistencia, en la medida en que venía a sustituir a un régimen desprestigiado y en que prometía una dictadura meramente transitoria inspirada en los ideales expresados por los regeneracionistas de comienzos de siglo (como Joaquín Costa), para restaurar el orden y desarraigar la influencia caciquil de la vida política (incluso los socialistas le prestaron una benévola neutralidad). Aunque formalmente se inspirara a veces en el modelo fascista de la Italia de Mussolini, su dictadura fue más moderada y conservadora. Durante los años del Directorio Militar (1923-25) se limitó a perseguir a los anarquistas (cuyo sindicato CNT fue declarado ilegal), a liquidar la Mancomunidad de Cataluña (primer experimento de autogobierno regional), a desterrar de la vida política a los partidos y las instituciones representativas (sustituidos por tecnócratas conservadores, agrupados a partir de 1924 en la Unión Patriótica), a reforzar el proteccionismo estatal en favor de la industria nacional y a fomentar la construcción de grandes obras públicas. Uno de sus mayores éxitos consistió en consolidar la presencia española en Marruecos mediante una victoria militar que puso fin a años de permanentes guerras y dificultades (como el «Desastre de Annual» de 1921, por el que se habían querido pedir responsabilidades a los militares y al propio rey, propiciando el golpe de Estado de 1923): el desembarco de Alhucemas (1925) formó parte de una operación combinada con el ejército francés para acabar con la rebelión de las cabilas del Rif. Si bien contradecía todas las ideas anteriores del dictador, fue un éxito tan significativo que animó a Primo de Rivera a institucionalizar su dictadura de forma duradera. El Directorio Militar dio paso a un Directorio Civil (1925-30) y se reunió una Asamblea Nacional (1927) que elaboró un anteproyecto de Constitución (1929). Aquel simulacro de Parlamento no democrático, sin embargo, mostró la diversidad de posiciones políticas que había entre los seguidores de la dictadura, entre católicos conservadores de viejo cuño y corporativistas autoritarios atraídos por el fascismo. Divididas las huestes primorriveristas y enrarecidas las relaciones del dictador con el rey, no fueron capaces de afrontar el auge de la oposición, crecientemente unida y movilizada ante la amenaza de ver perpetuarse el régimen. Socialistas y republicanos se unieron en la campaña contra la dictadura, que amenazaba con arrastrar también a la Monarquía que la había apoyado; estudiantes, obreros e intelectuales se manifestaban en contra del régimen; y los propios militares conspiraban contra Primo de Rivera. Finalmente, desautorizado por los altos mandos militares y por el rey, Primo de Rivera presentó su dimisión en 1930 y se exilió en París, no sin antes recomendar a Alfonso XIII algunos nombres de militares que podrían sucederle (entre ellos el general Dámaso Berenguer, que asumió la presidencia). En París moría dos meses más tarde, en medio de una gran amargura y decepción por las ingratitudes recibidas. Su hijo mayor, José Antonio Primo de Rivera, entraría en la política poco después para reivindicar la memoria de su padre, según dijo.



Francisco Casas Sala (Manresa, 24 de enero de 1896 - Teruel, 1 de agosto de 1936) fue un abogado y político republicano español.

Pertenecía a una familia acomodada. Cursó sus estudios en una escuela de los hermanos maristas. Estudió en la Universidad de Barcelona, obteniendo el título de abogado.

Inició el ejercicio de su profesión en Manresa en 1921 y poco después se trasladó a Barcelona, donde los primeros años participó en el turno de oficio. Desde 1925 centró su actividad en asuntos laborales. En 1926 fue desterrado a la localidad castellonense de Alcalá de Chivert por hacer colocado a la junta de gobierno del Colegio de Abogados de Barcelona enfrente de la dictadura de Primo de Rivera. Durante la época del pistolerismo en Barcelona, defendió a muchas de las víctimas de represión gubernativa. También como abogado, colaboró en la defensa de los concejales de Manresa encarcelados a raíz de la proclamación del Estado catalán en octubre de 1934.


Colaboró en el semanario El Olmo y después en el diario El Día.


Activo en la vida política desde 1930, en las postrimerías del reinado de Alfonso XIII estaba adscrito al republicanismo federal, y desde 1931 al federalismo izquierdista de Eduardo Barriobero, el cual había sido elegido presidente del partido. En 1932 ingresó en Acción Republicana, el partido liderado por Manuel Azaña, bien por oportunismo político o por cansancio con los postulados radicales anteriores. A principios de 1933 fue elegido presidente de Acción Republicana de Castellón, coincidiendo con la apertura de un segundo despacho de abogados en Castellón.


En 1934 se produjo la creación de Esquerra Republicana del País Valencià, mediante la fusión de Acción Republicana de Castellón, encabezada por Matías Sangüesa y el propio Casas Sala, que constituía el sector mayoritario del nuevo partido, los radicalsocialistas independientes seguidores de Marcelino Domingo de Castellón, y los valencianistas republicanos del Grup Valencianista d'Esquerra, liderados por Cayetano Huguet. Casas Sala fue elegido presidente del partido.​ El partido formaba parte de la Izquierda Republicana estatal. Sin embargo, el partido tuvo una vida inestable fruto de la representatividad de los distintos grupos que componían el partido en la dirección y los órganos de expresión del partido,​ la relación con el partido estatal y el mayor o menor valencianismo del partido.

En diciembre de 1935, el sector valencianista liderado por Huguet y Miquel Peña consiguió que la dirección estatal destituyera a Casas Sala y creara una gestora dominada por el sector valencianista. Sin embargo, Casas Sala fue pronto recuperado por la dirección estatal y en enero de 1936 Izquierda Republicana se constituyó como tal en Castellón bajo el liderazgo de Casas Sala y Sangüesa con el sector mayoritario del partido.​


En las elecciones de febrero de 1936, tras una fuerte lucha interna para conseguir ser nombrado candidato, fue elegido diputado, en representación de Izquierda Republicana, en las listas del Frente Popular por la circunscripción de Castellón de la Plana. Aunque continuó residiendo habitualmente en Barcelona, desplegó una gran actividad en defensa de los intereses de su circunscripción, como por ejemplo el estudio y tramitación parlamentaria de ambiciosos proyectos de regadío para la zona, que sin embargo resultaron paralizados debido al estallido de la Guerra Civil.


A finales de julio, formó parte como responsable político de la columna de milicianos y guardias civiles dirigida por el coronel de carabineros Hilario Fernández Bujanda, junto con el comandante de la guardia civil Francisco Ríos Romera, el capitán Luis Sirera Tío y el teniente Joaquin Osset Merle, que pretendía recuperar para la República la ciudad de Teruel, en manos de los sublevados. Pero el día 28, al llegar a la localidad de La Puebla de Valverde, los guardias civiles integrantes de la columna emprendieron en los camiones viaje hacia Teruel, llevando consigo como prisioneros al diputado Casas Sala, el catedrático Araujo y al coronel de carabineros Hilario Fernández Bujanda. Para no poner en riesgo sus vidas, se internaron por Puerto Escandón y enviaron a un emisario a la capital turolense para dar cuenta de su situación. Enterado el comandante Aguado, encargó al comisario Luis Martínez Casabona la búsqueda del grupo. En total, eran 411 los guardias civiles y 47 los prisioneros que llegaron a Teruel.5​ Inmediatamente fueron sometidos a un consejo de guerra y fusilados en la tapia del cementerio de Teruel el 1 de agosto de 1936. El mismo Casas Sala asumió su propia defensa con gran elocuencia y dignidad. Murió gritando "Viva la República".


Tras su muerte, la ciudad de Barcelona le dedicó una calle como homenaje a su memoria. Al finalizar la guerra, las autoridades franquistas volvieron a cambiarle el nombre reponiendo el anterior, hoy en día todavía vigente: Duque de la Victoria, en honor al general Espartero.



116 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

CALLE COSME VIVES

Calle Cosme Vives Calle Asturias (1939) (1) Calle Cosme Vives (1) Esta denominación, sin duda, trataba de homenajear al General Aranda,...

CALLE TARRAGONA

Calle Tarragona (1972) Denominación por Acuerdo de 18 de Septiembre de 1972: “ Existiendo una vía pública sin rotular, ubicada en el...

Comments


bottom of page