Secá de Chaveli
Calle del Progreso (10/04/1881)
Calle Menéndez y Pelayo (1894)
Se construyó la calle en el año 1880, en el llamado secano de ClavelIí, y estaba dedicada al Progreso, a los adelantos de las ciencias, las artes, industria y evolución social de la humanidad.
Marcelino Menéndez Pelayo-(Santander, 1856 - 1912) Erudito e historiador español. Niño prodigio, fue discípulo de Milá y Fontanals en Barcelona y estudió más tarde en Madrid y Valladolid. Recorrió las principales bibliotecas europeas y en 1878, con sólo veintidós años, obtuvo la cátedra de literatura de la Universidad de Madrid. Desempeñó numerosos cargos docentes y académicos antes de ser nombrado, en 1898, director de la Biblioteca Nacional. Fue miembro de la Real Academia Española y dirigió la Academia de la Historia.
Considerado el hombre más culto de su época, Marcelino Menéndez Pelayo poseía una extraordinaria memoria y una insólita capacidad de trabajo, cualidades que le permitieron llevar a cabo desde sus precoces inicios una ingente tarea de estudio, especialmente de la historia literaria hispánica. Su trayectoria de polígrafo comenzó con la publicación de La ciencia española (1876), colección de artículos en los que defendió con entusiasmo la tradición científica de su país.
Más tarde elaboró la Historia de los heterodoxos españoles (1880-1882), donde equiparó el concepto de ortodoxia a la idea de espíritu nacional, y negó la condición de españoles de pleno derecho a los autores menos identificados con el catolicismo. De este período de juventud son también las conferencias sobre Calderón y su teatro (1881), análisis poco favorable al dramaturgo Pedro Calderón de la Barca, pese a la tendencia actual a equiparar su talla con la del fundador de la comedia del Siglo de Oro, el gran Lope de Vega. Otra obra temprana fue la Historia de las ideas estéticas españolas (1883-1884), exhaustivo recorrido por las teorías sobre arte y literatura producidas en España, que puso en relación con sus equivalentes en Europa.
En un segundo momento, pasada la exaltación juvenil, Menéndez Pelayo revisó muchas de las tesis expresadas en sus primeros libros y mitigó su determinismo ideológico sin renunciar por completo a la definición de la cultura española como reflejo de un acendrado catolicismo. Volcado en la sistematización y reconstrucción del pasado literario, escribió una Antología de poetas líricos castellanos (1890-1908), cuyo prólogo es una amplia exposición sobre la poesía medieval en lengua española.
Posteriormente dio a conocer sus Estudios sobre el teatro de Lope de Vega (1892-1902), la Historia de la poesía hispanoamericana (1893-1895) y los Orígenes de la novela (1905-1910), en las que examinó el nacimiento y desarrollo de este género hasta el siglo XVI. Junto a estas obras, que lo consagraron como la figura capital de la historiografía literaria española, hay que mencionar los cinco volúmenes de conferencias, prólogos y artículos reunidos en Estudios de crítica literaria (1884-1898).
En la labor erudita de Menéndez Pelayo se dieron cita el espiritualismo católico, la metodología de Hippolyte Taine y el historicismo romántico de Johann Gottfried Herder, por lo que su visión puede considerarse una curiosa síntesis de tradicionalismo y modernidad, casticismo y europeísmo, positivismo e idealismo.
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