Denominaciones anteriores: Camino del Canal dels Molins, nombre que responde a los molinos que hay en la acequia mayor, y que continua en el resto.
La acequia mayor fue cubierta a partir de 1925, lentamente. Por acuerdo de 11 de Febrero de 1933 se plantaron las primeras 40 palmeras, lo que dará lugar al nombre de “Avenida de les Palmeretes”. En el Convento de los Capuchinos el Ayuntamiento dio licencia el 16 de Septiembre de 1744 para construir una ermita a San Antonio de Padua.
La calle se inicia al comienzo del siglo XVII , existiendo un acuerdo de 1 de junio de 1608: “Fuera del Hospital, cerca del molí del Toll se funda el Convento de Capuchinos y la zona se empieza a poblar.“. Sánchez Adell.
El 5 de Septiembre de 1994, a petición de la empresa Guitac S.L. se acuerda denominar Avenida Capuchinos (prolongación), al tramo comprendido entre la Plaza Juan XXIII y la calle 229 del PGOU, continuación de la Avenida. debido a la urbanización del PERI 19, realizada a lo largo de los años 1994 y 1995.
El 1 de Abril de 1999, al fin de rotular las calles del PAU Lidón, se acordó por la Comisión de Gobierno: “ Rotular con el nombre de Avenida Capuchinos la prolongación de la avenida con el mismo nombre hasta el cauce del Rio Seco”.
“Recibe dicha denominación en recuerdo del antiguo Convento de Capuchinos fundado en 1608 e incendiado durante el sitio de Castellón en Julio de 1837, estando situado el mismo junto a la acequia mayor, en la huerta, inmediato a la actual avenida.”
Texto: Vicente Gimeno Michavila.
La construcción del convento fue solicitada el 28 de Mayo 1608 a los Jurados de Castellón, simultáneamente por el Obispo de Tortosa, (Diócesis a la que pertenecía Castellón), los Jurados y el Capitán General de Valencia. No encontrando obstáculo alguno para esta autorización, los Jurados la concedieron fuera de las murallas, cercano al cami Molins y bajo la advocación de San José y de San Pons.
La iglesia tenia: “ 100 palmos de larga y 30 de ancho y en su longitud estaba dividida en cinco tramos”.
Sabemos que en 1803 tenía 33 frailes, 6 legos y 7 donados..
Para defensa de la ciudad, evitando refugios fuera de las murallas donde pudieran fortificarse las fuerzas del invasor carlista, fue incendiado y derruido el convento. “Su destrucción vino aún a reafirmar la separación, que no solo existió de hecho, por estar el convento fuera de la villa, sino que también debió de existir en el mutuo afecto.” (Vicente Traver Tomás)
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