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  • Foto del escritorCarlos Renau Merce

CALLE SANTA BARBARA

Calle Santa Barbara

Calle Nakens (1937)

Calle Santa Barbara


Nakens Pérez, José. Sevilla, 21.XII.1841 – Madrid, 12.XI.1926. Periodista y dramaturgo republicano.

Nació en el seno de una humilde familia sevillana, en la casa-cuartel de la capital andaluza, donde residían sus padres, María Jesús y Carlos José; éste, carabinero de ideas liberales, perseguido en tiempos de Fernando VII, ex combatiente de la guerra carlista y admirador de Espartero. La familia vivió en Morón de la Frontera y en 1847 se trasladó a un pueblo extremeño, donde el niño José recibió su primera instrucción de un ex sargento ajeno al magisterio. Falto de recursos para estudiar, el joven Nakens fue un autodidacta ávido de lecturas con que saciar su curiosidad y dotado de facilidad para la versificación. Sin vocación por las armas, pero empujado por las necesidades familiares tras la muerte del padre, ingresó a los dieciocho años como voluntario en el cuerpo de Carabineros. A fines de 1866, el cabo Nakens fue destinado a Madrid, a las oficinas de la Dirección General del Cuerpo. En la capital contactó con los círculos antiborbónicos y el 29 de septiembre de 1868 celebró la caída de Isabel II improvisando en la imprenta de La Iberia una redondilla patriótico-liberal, inspirada en el carácter incruento de la Revolución Gloriosa, que constituyó su primera colaboración periodística: “Ni un solo crimen empaña / nuestra gran revolución. / ¡Ser libres sin un borrón / no se hace más que en España!”.

Con el seudónimo de Un soldado, Nakens inició su carrera literaria publicando poesías político-festivas en el Jeremías, semanario satírico que dirigió Juan Martínez Villergas e ilustró Ortego, en 1869. Convertido en un ferviente republicano, pasó ese mismo año a colaborar en el diario La República Ibérica, de Miguel Morayta, hasta que en 1870 fundó El Resumen, un fugaz semanario doctrinal. En 1871 obtuvo la licencia absoluta en los Carabineros, lo que le permitió dedicarse con libertad a la propaganda política, si bien con dificultades económicas. En aquellos años vivió de escribir, bajo varios seudónimos —Tomás Pérez, José Cabo—, medio centenar de piezas dramáticas que fueron representadas con algún éxito en los teatros más populares de la capital: Un abuso de confianza; Alza, pilili; Ojo al Cristo; Dios, patria y rey; Milagro, milagro; Y dice el sexto mandamiento; Esclavos libres y otras, siendo algunas rescatadas del olvido al ser publicadas muchos años después por el autor. En ellas, la ideología republicana, enfrentada a la carlista, puso tempranamente al descubierto la veta anticlerical del novel dramaturgo. Proclamada la República, fundó en 1873 el semanario humorístico Fierabrás, también de breve vida.

El nombre de Nakens tan sólo alcanzó notoriedad en el mundo de las letras a partir de su intervención en la agria polémica literaria que sobre la originalidad del consagrado dramaturgo Ramón de Campoamor apareció en el diario El Globo en 1875, en el que Joaquín Vázquez Muñoz denunció el plagio a Víctor Hugo realizado en Así se escribe la historia. Nakens abundó en esta acusación, con virulenta saña, tras la defensa de José Fernández Bremón y del propio autor (terciando también en la controversia, entre otros, Juan Valera). Demostradas sus dotes de escritor polemista, Nakens aceptó un puesto en la redacción de El Globo, que inspiraba Castelar, en 1876. Al abandonar este periódico en 1879 y ante la falta de recursos, volvió a trabajar para la escena, reponiendo El primer aniversario —que había estrenado en el Teatro Capellanes en 1874— y escribiendo nuevas obras bajo el seudónimo de Tomás Saavedra, como la comedia La vocación (1880). También trabajó para la revista político-satírica e ilustrada El Buñuelo (1880-1881), donde anunció su libro Los jesuitas, que firmaba como Ignacio de Lozoya, y empezó entonces a trazar su plan contra el fanatismo religioso, que consideraba principal causa del atraso del pueblo español.

Para desenvolver este proyecto, Nakens fundó el semanario político-satírico El Motín en abril de 1881, que tuvo inicialmente a Juan Vallejo como director legal. En el nuevo periódico volcó sus convicciones republicanas y su furibundo anticlericalismo: Nakens creía que España no sería libre ni se vería próspera mientras el clero fuera omnipotente, y que debía hacer cuanto pudiese para evitar una nueva guerra civil. Para ello creó en el periódico la célebre sección Manojo de flores místicas, texto anticlerical reforzado a veces por la caricatura de la publicación. La campaña contra la obra conservadora de Cánovas y sus ataques al clero hicieron que El Motín acumulase denuncias, secuestros, multas, 84 procesos y 47 excomuniones entre 1884 y 1885; suspendiéndose la publicación —ya en otra coyuntura— entre julio de 1898 y febrero de 1899. Nakens criticó a los “santones” del republicanismo por su desunión y se comprometió con el proyecto de reunificar las diferentes facciones republicanas bajo un programa revolucionario común, patriótico, secularizador y redentor del pueblo. Pensando en esta posibilidad, contribuyó a la celebración de la Asamblea de Unión Republicana de marzo de 1903, aceptando un puesto directivo en el nuevo partido de Salmerón; sin embargo, ese mismo año rechazó ser diputado y al siguiente dimitió del cargo —el único que ocuparía en su vida—, para terminar, en 1905, combatiendo abiertamente al jefe republicano por su rechazo de la vía insurreccional para proclamar la República. En aquellos años escribió también para El Nuevo Evangelio y Gente Vieja.

Nakens ingresó en presidio el 6 de junio de 1906 por encubrir al regicida Mateo Morral, al que ocultó cuando se presentó en la redacción de su periódico el 31 de mayo después de haber tirado una bomba a la carroza nupcial de los Reyes en la calle Mayor, y salió de la cárcel Modelo, donde cumplía una condena de nueve años, con el indulto del Gobierno Maura de mayo de 1908. Recobrada la libertad, reanudó en octubre de ese año la publicación de El Motín, que había desaparecido durante su cautiverio, volviendo a sus páginas las caricaturas —que habían dejado de salir en la década de 1890— y sus ataques al clero y al carlismo, que fueron redoblándose a medida que fracasaban sus llamadas a la unidad republicana para la acción revolucionaria; alcanzó entonces la publicación su apogeo de ventas y de popularidad. Convertido en el líder de la opinión anticlerical del país, la ofensiva clerical llegó a su punto culminante en 1914, cuando Nakens fue condenado a cuatro años de destierro por injurias a un fraile y las oficinas de El Motín sufrieron los efectos de un petardo puesto por los tradicionalistas, a los que venía acusando de provocar el enfrentamiento civil. A partir de entonces el semanario perdió lectores, aunque se mantuvo en la calle hasta la muerte de su artífice, ya octogenario, gracias a la ayuda de su hija Isabel.

La labor de Nakens como publicista fue muy extensa. Además de sus innumerables artículos, recogidos parcialmente en varios volúmenes, publicó muchos libros y folletos, agrupando las series en la Colección de Fieras Clericales, La Musa Anticlerical, Biblioteca de la Inquisición y la más abierta del Apostolado de la Verdad. La mayoría de sus obras aparecieron sin año de edición y, no pocas veces, como anónimas.



 


 

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