Casa dels quatre cantons, calles Enmedio nº 59 y Colon nº 40.
Edificio en esquina, de planta baja y tres alturas, construido en los años 20 con aires regionalistas. La planta baja se abre a la calle a modo de logia, con arcos de medio punto en grupos de tres que organizan la fachada, alternando con grandes huecos adintelados en la calle Colón. Toda la planta primera abre sus huecos a un balcón corrido, marcando, junto con la imposta de la planta tercera y la cenefa cerámica de la cornisa del edificio, una potente horizontalidad, rota apenas por los encadenados de cerámica que flanquean las fachadas.
En la fachada correspondiente a la calle Enmedio, la disposición de huecos es simétrica respecto a un eje central. Este se acentúa con el pequeño frontón sobre el hueco central y el remate de ménsulas moduladas en una cornisa resaltada, con sobreposición del óculo y pináculo superior que remata el eje. Carece de hueco en la planta primera, pero en la planta segunda se abre el hueco central, y en la planta tercera se dobla el hueco con dos ventanas, a modo de logia, con arco de medio punto. Cada uno de los dos ejes laterales se compone de un hueco que se abre al balcón corrido en la planta primera y un hueco de menor tamaño en la planta segunda, al que se eleva el balcón de la planta tercera.
La fachada de la calle Colón repite el mismo esquema, aunque ahora los ejes son siete, siendo el central, de simetría, correspondiente al hueco de acceso a la finca en planta baja. La rejería es muy artística y de gran maestría, elaborándose con mayor relieve en los puntos notables del inmueble: mirador, balcón de la esquina, lucernarios de medio punto, etc. La carpintería parece encontrarse en buen estado. La cerámica tiene notable presencia en este edificio, con encadenados, el paño superior, riñones de la logia, etc.
El remate del edificio está formado por una cenefa cerámica anterior a la cornisa prominente, resaltada por sus dimensiones y la colocación de ménsulas molduradas, sobre las que se sobrepone el óculo con pináculo superior. Este elemento sirve para sujetar la fina barandilla metálica, acompañada de gráciles soportes. Es un gran edificio del arquitecto Vicente Traver Tomas, construido para él mismo, lo que le permitió tener control total en todos los elementos, llegando a un resultado tan minucioso y fascinante.
Los niveles que consigue en el manejo de la cerrajería son impresionantes (tal vez el autor fuese el ceramista Soriano, quien le acompañó en numerosas de sus obras), y aunque en las molduras no llega a ser tan relevante, también consigue un buen trabajo. Es un edificio donde plasma todos sus gustos personales, extraídos de la cultura andaluza (llegó a ser director de la Exposición Universal de Sevilla en 1926) y de códigos historicistas, como la logia renacentista y los aplacados en el portal de entrada, inspirados en las portadas barrocas, como la del Palacio del Marqués de la Pobla, o los recercados en ventanas que siguen las líneas de nuestro gótico foral.
Con todos estos elementos heterogéneos o diferentes, forma una combinación que obtiene ese sello distintivo de su obra de indudable calidad artística. El edificio ha sido recientemente rehabilitado, eliminando elementos impropios de la fachada añadidos en los años sesenta y setenta, que distorsionaban su lectura, recuperando así todo su esplendor. Su interior también ha sufrido una importante intervención, manteniendo la estructura original pero reestructurando su distribución para adecuarla al nuevo uso comercial.
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