Abril del año 2.021, visito el colegio Herrero antes de que el próximo mes de Julio se empiecen a remodelar las vetustas instalaciones y con ocasión de que mi hija Julia está realizando las prácticas de Magisterio.
Es mi querido colegio, en el cual pase ocho años de mi vida realizando los estudios de EGB.
Cuantos recuerdos, subiendo las escaleras me encuentro en un rellano los antiguos muebles del despacho del director Don Emilio Miralles, los cuales se conservan ya que la nueva generación de directores del colegio han querido respetarlos y por falta de espacio han sido situados en el único lugar posible.
En mi visita recorriendo las instalaciones me encuentro dos placas conmemorativas homenajeando al MAESTRO por excelencia Don Juan Boix Chaler y me viene a la memoria un excepcional y emotivo relato de Salvador Bellés en Periódico Mediterráneo en Junio del año 2019:
QUIEN ES. Ejerció como maestro durante nada menos que 44 años en el mismo colegio, el Herrero de Castellón, y eso ya es noticia. En 1933 había ganado la plaza por oposición y allí ya coincidió con sus compañeros don Severino Mercé, don Víctor Latorre, doña Rosario Jarque, doña Angelita Martínez, doña Patrocinio Santamaría y aquel jovencísimo entonces don Miguel Peris Segarra, que efectuaba las prácticas y al que volví a encontrar muchos años después, cuando ya poeta galardonado firmaba sus escritos como Miquel.
En 1944 fui alumno del colegio Herrero, aunque solamente por el espacio de un mes, desde mediados de septiembre, a comienzos del curso, hasta el día 18 de octubre, fiesta de Sant Lluch. Y tuve la suerte de encontrar en ese discreto espacio de tiempo a los profesores Boix y Monzonis cuando ya había disfrutado de las enseñanzas de las monjitas del colegio de huérfanos de San Vicente Ferrer y varios espléndidos maestros en el Obispo Climent, en el segon jardinet, tan castellonero.
Antes de que se llamaran profesores de EGB recibían el honorífico y entrañable nombre de maestros de escuela, cuya eufonía hacía aumentar su prestigio y autoridad tanto en el aula como en el patio del colegio y hasta en la calle. Y quiero decir enseguida que el maestro Juan Boix Chaler recibió la Cruz de Alfonso X el Sabio y otras distinciones de honor que lo premiaban.
MANCEBO. En mancebo de botica, es decir, aprendiz de farmacia, me convertí yo desde el día siguiente a San Lucas, es decir, el 19 de octubre, en que tuve que abandonar el colegio para convertirme, a mis 11 años, en empleado de una farmacia, donde se estaba celebrando algo mágico que era la penicilina, la penicilina como antibiótico que ya recetaban los médicos.
Cuando tanto don Manuel Monzonis como de forma especial don Juan Boix supieron que me despedía de ellos y del colegio indagaron con cariño el motivo. Les conté mi historia personal, en el entorno de mi corta edad. Crecí muy rápido y estaba totalmente influenciado por mi condición de huerfanito que vivía con mis abuelos paternos. Lo cierto es que con don Juan mantuve una cordialísima relación desde entonces.
LA VIDA. Hijo de Isidoro y Encarnación, Juan Boix nació en Vinaròs el 23 de junio de 1912. Cursó la carrera en la Escuela Normal de Barcelona, simultaneando sus estudios con un empleo en una farmacia de las Ramblas. Y allí se hizo hombre, aunque no dejó nunca de hablar vinarossenc, que tan feliz le hacía.
Cuando ya jubilado venía por la librería, nos unía más en la conversación el hecho de haber vestido los dos la bata blanca y haber sido capaces de recetar por nuestra cuenta, intentando calmar toses rebeldes y dolores articulares, además de ser respetuosos con las prescripciones facultativas de los médicos.
En 1932 estuvo un año de maestro interino en Cervera del Maestre y le cundió el tiempo. Preparó oposiciones para venir a la capital y conoció a Veva, una muchacha de la que se enamoró y cuando al año siguiente tuvo que venir a Castellón para hacerse cargo en propiedad de la plaza en el Herrero, le prometió que volvería para casarse con ella y como todavía no existía el móvil, se estuvieron escribiendo largas y apasionadas cartas de amor. Pasó la guerra, se fueron curando poco a poco las heridas y el 22 de junio de 1940 -tal día como hoy— Juan Boix Chaler y Genoveva Salvador Ballester contrajeron matrimonio. En Cervera del Maestre. Y al paso del tiempo, nacieron dos hijos, Juan y Genoveva. Opositó a Enseñanzas Medias y la conocimos todos como profesora del Instituto Ribalta.
MÁS QUE MAESTRO. Algunos de los que fueron alumnos suyos, me aseguran siempre que don Juan era algo más que un maestro. Que enseñaba a amar la naturaleza con su misma pasión y, además de todas las disciplinas escolares, enseñó lo que se llama urbanidad, civismo.
Recibió muchos homenajes y distinciones, pero los maestros de Castellón, todos unidos, iniciaron el proceso para la concesión de la Medalla de Alfonso X el Sabio. Es conocido que don Juan no dio nunca un paletazo a un alumno, ni siquiera un cachete. Tuvo una amigo por encima de los demás, don Emilio Miralles, otra institución del Magisterio de Castellón nacido igualmente en Vinaròs. Y su amor a la naturaleza se amplificó desde su maset --vivienda-- del Cami del Mestrets.
Un día vino a verme para saborear conmigo palabras mágicas.
Fue el Dia de Sant Lluc de 1979, día en que se jubiló.
Falleció a los 94 años como maestro ejemplar, admirable y admirado, “Don Juan Boix” que es como lo conocimos todos sus alumnos, está considerado como un maestro de maestros.
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