Sería impensable que en pleno siglo XXI, si el rey o algún mimbro de su familia llegara a nuestra ciudad, se hospedara en un modesto hostal.
Durante la Edad Media, tanto el rey como los personajes ilustres que visitaban la actual capital de la provincia, lo hacían en el denominado Parador Real, situado en la actual calle Mayor junto al convento de los agustinos.
Cuando aquel caserón ya no reunía las condiciones necesarias, el obispo Salinas había hecho construir el palacio episcopal de la actual Calle Gobernador.
No todos aquellos personajes ilustres querían alojarse allí o les era permitido hacerlo. De ahí que, según cuenta el Cronista Rocafort, la primera vez que llegó el monarca Fernando VII a la ciudad de Castellón de la Plana, después de rehusar una suculenta comida y el hospedaje que le había preparado el Ayuntamiento, precisamente en el palacio del obispo, prefirió retirare a descansar en el mesón de la Estrella, situado en la céntrica calle de Enmedio.
No fue la única vez que Fernando VII estuvo en la capital de la Plana, ya que, apenas un año después, regresó junto a su esposa y algunas personalidades de su corte. El monarca, conocido en la historia de España como el Deseado, aceptó hacer noche en el palacio del obispo y, allí mismo, fue organizada una recepción a la que asistieron las familias más notables de la ciudad, aunque no se debió alargar demasiado la velada, puesto que a las siete de la mañana del día siguiente, los reyes abandonaron sus aposentos para tomar el camino real en dirección a Barcelona.
Comments