Joaquín Balaguer Martinavarro. Sacerdote. (Almazora 1885, Castellón 1971).
Hijo de Joaquín Balaguer Esteve y Vicenta Martinavarro, nació en Almassora el 26 de febrero de 1885, al igual que su hermana Vicenta con la que se encontró siempre muy unido, ya que ella fue su madrina en el bautizo, en su primera Misa como sacerdote en 1909, en sus bodas de Plata y también, élla ya muy mayor, en las de Oro.
Familia piadosa y de origen labriego, Joaquín estudió en el Seminario Diocesano de Tortosa, donde fue profesor de Latín antes de incorporarse como Vicario a su pueblo de Almassora. Después fue cura párroco en la parroquia del Santo Ángel de Vall d’Uixó, del Salvador en Burriana y, desde 1935, entregado en cuerpo y alma a la Arciprestal de Santa María, la Iglesia Mayor de Castellón.
Al sobrevenir la guerra civil y ante la persecución que sufrieron los eclesiásticos, hubo de refugiarse en una casa de campo de Santa Bárbara, de Burriana, propiedad de la familia almazorense los Galí Sancho. Desde allí sufrió con la natural angustia la noticia del derribo y destrucción de Santa María, aunque tuvo ocasión de vestir en ocasiones muy esporádicas la ropa de sacerdote para efectuar servicios religiosos clandestinos, el bautizo por ejemplo del que después sería notable médico burrianense Ramón-José García Fandos, entre otros.
Cuando después del 14 de junio de 1938, volvió a Castellón encontró que el solar de su iglesia lo ocupaban parcialmente los puestos del mercado de la Plaza Mayor. Con sus propias manos, fue clavando estacas en el suelo delimitando lo que era patrimonio de Santa María y se ayudó de cuerdas y alambres para crear el espacio natural de la iglesia por la que ya nunca dejó de trabajar. Enseguida organizó y puso en marcha Genuino Arcipreste de Santa María, Prelado de su Santidad, Hijo Adoptivo y Medalla de Oro de Castellón, Medalla del Mérito Civil e Hijo Predilecto de Almassora, tiene a su nombre la céntrica calle peatonal desde la plaza Mayor, junto a la Catedral y el mercado central con el legendario Ecce Homo y la calle Mayor. 45 la Junta de Reconstrucción, logrando que el Obispo de Tortosa, Félix Bilbao, colocara la primera piedra el 14 de junio de 1939, empezando una carrera lenta pero sin pausas junto con el arquitecto Vicente Traver Tomás (acababa de ser nombrado alcalde), al que siguieron con el tiempo los también arquitectos, su hijo Traver G. Espresati y, ahora, su nieto Traver de Juan. Con éllos, pronto los sacerdotes Ramón Royo y Fernando Andrés, el sacristán Micalet Gil, el Aparejador Manolo Guía, con Paco Peirats y Paco Segarra, como hombres de confianza y Gabriel Durbán, como administrador y contador de fondos, escasos en los primeros tiempos, puesto que había que compartir los ingresos y donaciones con los envíos para el seminario de Tortosa, cabeza de la Diócesis, para lo que hubo que inventar variados sistemas de recaudación.
Mientras tanto, destacó su proyección social a través de las Cooperativas Agrícolas, primero en Almassora, Vall d’Uixó y Burriana y, finalmente, a través de San Isidro de Castellón y, de modo especial, en la Uteco y Caja Rural Provincial. Por su iniciativa se levantaron incontables empresas y realizaciones apostólicas y caritativas, como la casa de la Acción Católica y a su lado, el Salón San Pablo, que inauguró con la obra El apóstol.
También la antigua Casa dels Orfens, convertida en sede de los Ejercicios Espirituales. Ya he dicho que desde 1950 en que fue nombrado Hijo Adoptivo de Castellón, no dejó de recibir homenajes y galardones hasta su muerte el 5 de diciembre de 1971. Y es que sus donaciones fueron incontables. Su gran obra es la Capilla del Sagrario, empeño personal, y allí está enterrado bajo una sencilla losa desde aquel día en que lloraban las campanas de Castellón.
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