INTRODUCCIÓN
En el exterior de la torre campanario de Castellón, en dos de las caras orientadas al centro de la plaza Mayor, por encima del zócalo o plinto, podemos observar unas trazos de difícil interpretación pintados directamente sobre los sillares.
La primera sigla, una uve mayúscula cerrada con la corona real, parece indicar que nos encontramos ante el anagrama de un «vitor», es decir, un letrero escrito directamente sobre una pared, o sobre un cartel o tablilla, en aplauso de una persona por alguna hazaña, acción o promoción gloriosa (DRAE, 2019).
Las rotulaciones en monumentos públicos o privados es una práctica que se remonta a los primeros tiempos históricos. Las inscripciones propiamente dichas han seguido el destino del lugar en el que estaban grabadas, no así los letreros escritos con materiales perecederos sujetos a los agentes climatológicos. El «vitor» es un símbolo derivado del crismón del Bajo Imperio romano, tiene su origen en la decisión del emperador Constantino que sustituyó el águila imperial por el labarum con la leyenda In hoc signo vinces (Eusebius).
En los siglos xvi y xvii, la escritura de vítores en las paredes de las universidades españolas como la de Salamanca, Alcalá de Henares, Sevilla o las Indias fue muy frecuente. Era un homenaje público y corporativo a los estudiantes que habían alcanzado el grado de doctor.
En el caso de la torre campanario de Castellón, el «vitor» pudo ser con motivo de la concentración de tropas del Reino de Valencia en Castellón para marchar a la frontera con Francia y reforzar los Tercios de Cataluña en los inicios de la guerra de Devolución (1667-1668), en el tercer año del reinado de Carlos II (Historia de España, R, Menéndez Pidal).
Para el Castellón de mediados del siglo xvii, con poco más de mil casas (Décadas, Escolano), debió ser un acontecimiento extraordinario lleno de luces y de sombras, en unos tiempos difíciles plagados de guerras y de pestes. Pasados aquellos festejos y fanfarrias, que a muchos castellonenses debieron suponerles una auténtica pesadilla por lo que suponía la presencia de tan elevado número de soldados en la ciudad, el letrero cayó en el olvido dado que, al parecer, ningún organismo oficial guardó constancia escrita del significado de un texto que, por otra parte, casi nadie era capaz de interpretar en su literalidad.
El grafiti permaneció ignorado durante muchos años, hasta que unos trabajos de restauración integral del campanario, entre los años 2001 y 2002, lo sacaron a la luz.
El texto en cuestión, parvo y críptico, está hecho con pintura cromática de almagre o pórfido y plasmado con la liberalidad e imaginación que solían emplear los eruditos en este tipo de trabajos. Desentrañar su significado requiere, ante todo, contar con algunos recursos de fotografía, idiomas, etimología, paleografía, historia, literatura, etcétera, muchas horas de trabajo ordenado y meticuloso, y también, por qué no, del favor de la diosa Fortuna.
Este es el reto que plantea el mensaje pintado sobre la fachada de la torre campanario de Castellón, mensaje al que las inclemencias del tiempo y la incuria humana habían cubierto con una capa de suciedad medioambiental hasta casi borrarlo. En ese periodo, algunos de los sillares se vieron afectados por la corrosión y, como consecuencia, se fueron descascarillando sus superficies y los trazos pintados sobre ellas.
Puede que nunca lleguemos a conocer el significado completo de estos signos. Algunas partes parecen irrecuperables, otras ilegibles, pero debemos llegar hasta donde lo permitan los medios a nuestro alcance y confiar que aparezca entre viejos legajos, como otras veces ha ocurrido, las anotaciones de algún laborioso amanuense que tuvo el tiempo, los conocimientos y la diligencia de llevar a un trozo de papel el recuerdo de una página de la historia de Castellón.
No hemos encontrado archivos documentales que hagan referencia a un motivo concreto o al significado de la leyenda escrita sobre los muros de «El Fadrí». Nuestra búsqueda, en el Archivo Histórico Municipal de Castellón y en los documentos que nos legaron los diversos cronistas de la villa, ha sido infructuosa.
Por todo ello, y con las limitaciones que eso supone, debemos confiar en la fidelidad de la reciente restauración y en las inferencias que puedan derivarse de una observación directa, atenta y detallada de las fotografías, tratando de relacionar el texto con acontecimientos acaecidos al inicio del reinado de Carlos II.
TIPOGRAFÍA
La mayoría de las siglas pintadas están escritas en tipografía llamada Renaissance-Antiqua, es decir, letras monumentales romanas (Capitalis Monumentalis) con serifa y en algunos casos con inclusiones y apoyaturas. Como excepción, hay una fecha en guarismos y una palabra escrita en bastardilla o itálica.
Serifa, remate o gracia es el trazo terminal de un asta, brazo o cola de una letra.
Consideraciones preliminares.
Una de las aristas de la torre divide el texto en dos partes. Una de ellas está en la cara donde se encuentra la esfera del reloj y los ventanales de las cámaras del campanero y de la prisión de eclesiásticos. La otra, a su izquierda. En ambas, la composición muestra peculiaridades específicas, aunque dentro de lo que suponemos un motivo común.
A primera vista, se observa una cierta jerarquización en el tamaño de las siglas de una cara y de la otra. Las de la izquierda son un cuarto menores y están apoyadas en la línea base de la hilada de sillares; las de la derecha, por el contrario, cuelgan de la línea superior con excepción de la (s). Las dos últimas letras (C) y (R) son las de mayor tamaño.
Estudiemos todo ello con más de detalle.
CARACTERES PINTADOS EN LA CARA DE LA IZQUIERDA
Al observar la fotografía con atención, podemos ver dos niveles de escritura. En el superior, que contiene la mayoría del texto, vemos, de izquierda a derecha, una letra aislada, ligeramente separada de un grupo de cuatro que muestran inclusiones y apoyaturas.
Termina el renglón con una marca de párrafo. En la hilada inferior, parece que parte del texto ha desaparecido, pues tan solo llegamos a distinguir una palabra en escritura bastardilla y, bajo esta, una fecha en guarismos. En los siguientes sillares se aprecian restos de pintura, pero no son legibles.
Análisis del primer renglón.
En primer lugar, vemos la letra (V) en perspectiva, vértice asentado y flecos en la parte exterior de las astas que parecen unidas por una delgada barra o perfil rodeada de restos de pintura. Ligeramente encajada en las astas de la (V), hay una representación de la corona real.
La parte alta del asta derecha de la (V) aparece unida a la letra (E) destacando su importancia, luego viene una (C) con gancho y con inclusión de una (A) y una (R) superpuesta y recostada en la (A). Continúa una (C) con inclusión de otra (C) y una (E) de débil trazo y ligeramente recostada. Finalmente, casi en la arista de la cara, queremos adivinar una (A) florada y con serifa, cuya asta izquierda, casi borrada, arranca del interior de la (C) que le precede y cuya barra o perfil ha desaparecido.
Como se ha dicho el renglón termina con un signo o marca de párrafo.
Análisis del segundo renglón
Debajo de la (V) del primer renglón, hay una palabra en bastardilla (iure) y bajo esta la fecha de (1667). Se observa que el palo oblicuo del siete está casi borrado. En los sillares más a la derecha, vemos restos de pintura ilegibles.
CARACTERES PINTADOS EN LA CARA DE LA DERECHA
La fotografía muestra dos grupos de letras. En el primero destaca una doble (I) latina y en el segundo las inclusiones en las dos últimas siglas.
Análisis del renglón
De izquierda a derecha, vemos, en primer lugar, un grupo de cuatro letras (EIIs). La (E) ocupa el espacio de dos sillares. Las dos (I) están solapadas y se distinguen por la altura de sus correspondientes serifas. El tamaño de la letra (s) es el más pequeño de los caracteres pintados en esta cara. Entre las serifas inferiores de la (E) y de la doble (I) hay una diminuta (A).
Continúa con una (M), cuya asta izquierda ha sido sustituida por una cruz latina para indicarnos que la voz pertenece a la baja latinidad.
Sigue una (C) de menor tamaño.
Vemos luego una (C) con una (A) inclusa y una (R) con una (O) dentro del bucle de la (R).
PORTALADA DE LA TORRE CAMPANARIO DE CASTELLÓN
En el primer sillar de la arista izquierda de esta cara, a la altura de la cuarta línea, hay una marca de final de texto. Es una curiosidad más que nos dejó el erudito amanuense.
INTERPRETACIÓN DE LA PINTURA CONMEMORATIVA
LA CARA DE LA IZQUIERDA es una exaltación de los ejércitos de su majestad.
Al comenzar vemos una (V) coronada con el significado de vitor, aclamación, ovación o alabanza.
Bajo la (V) está palabra (iure) o «de iure». Es esta una locución latina que significa literalmente «de derecho», esto es, con reconocimiento jurídico o legal. Su opuesto es de facto o «de hecho».
La fecha de (1667), escrita debajo de iure, nos indica el año de la concentración de las tropas.
Sigue a la (V) la letra (E) con el significado de (E)xercĭtus, es decir, ejercito.
Continúa una (C) con gancho y con inclusión de una (A) y una (R). Representan la voz latina (CAR)us y equivale a caro o muy estimado.
Finalmente hay una (C) con inclusión de otra (C) y una (E) y luego una borrosa (A). Todas ellas conforman la palabra (C)on(CE)ntŭrĭ(A)s o reunión de centurias.
LA CARA DE LA DERECHA
Está es una clara alusión al rey Carlos II.
Las cuatro primeras letras (EIIs) son la abreviatura de la palabra latina r(Ē)g(Ĭ)f(Ĭ)cu(s) con el significado de real, lo que es del rey o propio de un rey.
Continuamos con una (M) que indica (M)onārcha.
Sigue una (C) de menor tamaño con el significado de (C)atholĭcus.
Luego vemos una (C) con una (A) inclusa y una (R) con una (O) también inclusa dentro del bucle de la (R). Son las letras más grandes de toda la inscripción y se refieren a (CĂRŎ)lus II, el monarca reinante en el momento de la celebración.
EN RESUMEN
El letrero escrito con almagra en los muros de «El Fadrí» es una aclamación o glorificación del ejército de su majestad Carlos II de España con motivo de la concentración en Castellón, en el año 1667, de diversas unidades militares del Reino de Valencia.
Interpretación del letrero ajustándonos a su literalidad.
ACLAMACIÓN AL VALEROSO EJERCITO REUNIDO DE SU MAJESTAD EL MONARCA CATÓLICO CARLOS II.
Arturo Esteve Comes
El documento original está depositado en el Archivo Histórico Municipal de Castellón
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