La presencia de burdeles en la ciudad de Castellón fue seguidamente inmediata a la fundación de la villa ya que aparecen documentos oficiales municipales los cuales lo constatan.
Se dice que la prostitución es el oficio más antiguo del mundo y ello parece constatarse en nuestra ciudad con la presencia de “els bordell on habiten les dones mudaries e fembres pecadrius”.
El LLibre d´Ordinacion prohibía a las prostitutas vivir en el interior de la villa debido al supuesto escandalo moral que suponía su presencia, asi como el alboroto sonoro que generaba su presencia.
Los burdeles medievales estaban ubicados fuera de las murallas junto a los portales de la ciudad, habiendo constancia de al menos tres lupanares en los alrededores del año 1600.
Se cree que los primeros en el tiempo se situaron cerca de la plaza de la Ballestería (actual Hernán Cortes) al final de la calle Vinamargo (actual Campoamor) y otro extramuros junto al portal de la Fira, que estaba situado en las confluencias de las actuales calle Colón (carrer de la Fira) y la avenida Rey Don Jaime que en aquellos tiempos era “terres de garroferes, horts y corrals”.
Otro prostíbulo se situó junto al portal de l´Om, localizado en la actual entrada de la calle Mayor desde la plaza de la Paz. Curiosamente fue la abadesa del monasterio de Santa Clara la cual denunció y pidió al consistorio que se cerrara por su cercanía al convento, ya que era “un deshonor para la ciudad y para los templos próximos, aparte de que de ordinario “dones mundanes al dit portal ab massa desolució” de vegades “estant dites monges dente els officis divinal i oració per aquest poble estan pertorbades per la multitud de la gent dissoluta que va a dita casa pública”. El consistorio fue sensible a esta petición ordenando tapiar la entrada que daba al Portal de l´Om y significando que se utilizara la que daba a la plaza de la Ballesteria (hoy Hernán Cortés).
Desde que aparece el primer burdel el Consell lo tenía absolutamente regulado, tanto que era conocido como el "burdel de la ciudad" e incluso lo arrendaba. Asimismo el consistorio se preocupaba para controlar las condiciones sanitarias “de les femelles que es dedicaven a l’ofici de la carn”, como se deduce de la lectura de un documento del año 1600.
La hipócrita moralidad de la época planteaba conductas no poco chocantes para la ética actual, como la de aislar las prostitutas en los días de la Semana Santa, “perquè no fessen pecat”. El lugar de retiro era el hospital de Trullols (actual palacio de la Diputación), que regía la cofradía de la Sangre, y su alimentación, durante esos días, iba a cargo del municipio.
Fuentes: Antonio Gascó Sidro
Colla Rebombori
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