Se les ve en los actos solemnes de algunas instituciones. Imperturbables y con una llamativa vestimenta, los maceros representan el poder y la autoridad. Inicialmente aparecieron relacionados exclusivamente en las ceremonias solemnes de los reyes medievales y, con el tiempo, otras instituciones como las audiencias, ayuntamientos, diputaciones, universidades, justicias, cofradías y cabildos catedralicios los usaron como símbolo de su jurisdicción. En el año 1563 el consell castellonense había encargado la confección de una maza de ceremonial. Era una práctica común que, con motivo de salir la corporación municipal a recibir visitas extraordinarias o simplemente de modo procesional, aquella se acompañara de los macips o verguers encargados de llevar las mazas, como señal de la dignidad municipal.
El oficio de macero ya era por entonces antiguo, puesto que su origen se sitúa en tiempos del rey Pere el Cerimoniós quien, al dictar en 1344 toda una serie de órdenes para el régimen de la Casa Real, se refería a los verguers como una especie de guardia personal a los que, en los municipios, se les asignó la obligación de preceder a los consellers, justicia y magistrados en las ceremonias oficiales, tanto cívicas como religiosas. En la fecha mencionada de 1563 Castellón contaba con un solo macero. En 1594 el consell acordó que fuera nombrado uno más, lo que trajo como consecuencia el encargo de una nueva maza para cuya confección se contrató al conocido platero valenciano Francesc Eva. Se trata de dos importantes piezas de orfebrería que actualmente se conservan en el Ayuntamiento de Castellón de la Plana.
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