Parecía increíble como aquel pequeño burro podía arrastrar el carrito, cargado con la nevera, más el peso añadido de aquella impresionante figura “boteriana” vestida de blanco.
Totalmente erguido, con la frente alta bruñida por el sol, sujetaba las riendas con la mano derecha, a la vez que levantaba el brazo izquierdo para saludar como si fuera un emperador triunfante de la antigua Roma.
Los botones mantenían una lucha sin cuartel para aguantar la presión a la que era sometida su camisa; a la vez que cubría la cabeza de Luna Llena…con un sombrero mejicano de ala ancha, del que colgaban alrededor de su borde decenas de pequeñas borlas doradas.
Al bajar del carro, la suspensión acompañada con un chirrido de descanso de las ballestas hacía subir la caja de la nevera un palmo de altura. Y de repente, con un movimiento ensayado miles de veces en el teatro de la vida, hacía un pequeño círculo entre el pulgar y el índice y lo llevaba hasta la boca, para hacer vibrar sus labios entre aquella obertura e imitar con maestría el sonido de una trompeta…
Tras el breve concierto, que apenas duraba un par de minutos, gritaba con potencia y voz muy grave … Aeeeeee túuuuuuu!!! Qu’arribaaa’t el polerooooo!!!
Hechizados por aquel flautista de la Plana de Castelló, volábamos como moscas atraídas por la miel hacia el enorme y redondo personaje vestido de blanco, que aparte de tocar la trompeta con los dedos, también imitaba “unflant les galtes” a la perfección el sonido de la perdiz y sobre todo el canto del pavo en celo... y además, por si fuera poco, vendía sabrosos helados de horchata, cucuruchos de fresa, cortes de vainilla y de chocolate…
Por todo el “Barrio del Subibaja” viajaba “a la velocitat d’un vol d’una oroneta”, de calle en calle, de casa en casa, de niño a niña, el mensaje de que el hombre espectáculo había llegado... “ha arribat Machinet de l’Arròs, i porte polos… està davant de la Barbería de Tomàs!!!
Recuerdo que Machinet algunas veces acudía a la Barbería de Tomás para cortarse el pelo, o simplemente para charlar, ya que esta Barbería era el cuartel general para muchos personajes mágicos de la Plana de Castelló, porque se encontraba en un lugar estratégico, a mitad de camino entre el Grupo de San Agustín y el de los Barrios del Centro, además al lado tenía pegado un bar y un popular puticlub (por lo tanto cumplía todas las indicaciones para ser un lugar de referencia, para verse o encontrarse). Los niños nos colocábamos agazapados en la puerta para observarle, y él para que no le molestáramos en las discusiones apasionadas que tenía con Tomás y su ayudante, con las manos se giraba los párpados de los ojos y emitía un graznido mientras hacía el amago de perseguirnos… al principio salíamos corriendo al ver aquellos enormes y descarnados ojos rojos, pero poco después sin poderlo evitar regresábamos, para escuchar sus hazañas épicas, como por ejemplo, de cómo en una apuesta con “els segadors d’arròs” ganó a un cerdo a comer, de cómo una vez con una sola estocada mató a dos toros, e incluso podía contar cuál era el secreto oculto de sus “pollastres ballarins”…
Machinet de l’Arròs fue un genio como hombre espectáculo, si hubiera nacido en la época de Blasco Ibáñez, sin duda habría empequeñecido a “Sangonereta”, si hubiera sido artista pintor, habría sido nuestro Dalí, si hubiera nacido en otra Ciudad, tendría hoy una estatua en una plaza “sobre la que se cagarían las palomas” y diversas novelas relatarían sus aventuras y desventuras teñidas de surrealismo mágico “de marjal i d’ alquería”…
Hoy (02/09/2020) he llamado a mi amigo Luis Brun actual gerente del restaurante de la Coquette de Castelló (y que además fue también mi compañero de clase en el Colegio de la Sagrada Familia y en el Colegio Serrano Súñer) para que me refrescara algunas anécdotas de Machinet, pues sus padres gestionaban la antigua “Venta Casa Paco” que entonces estaba delante del Cuartel Tetúan XIV, en donde solía ir muchas veces este genio popular y por tanto conoce algunas aventuras de primera mano…
Entre risas me ha comentado, la gran ilusión que tenía por ser reconocido como “torero cómico” en “la Plaça de bous de la Vinya” que estaba junto al Hotel Orange de Benicássim… Sólo con el hecho de asegurar la presencia en el cartel de Machinet el espectáculo estaba garantizado. Llegaba a la plaza montado en bicicleta y vestido de luces, con los calzones amenazando reventar en cualquier momento. Se envolvía con el capote y entraba con la elegancia y la estética de un “torero de Botero”. Su gran faena y la más aclamada por los “guiris” era cuando paraba “la vaqueta amb la panxa i després d'uns quants rebolcons” lograba dar con suerte unos pases más o menos elegantes… Su presencia en el ruedo rompía todos los esquemas de una época, era un grito irónico a la tauromaquia, jamás una persona tan obesa había vestido de luces… “el art màgic de la marjal enfront a bèstia”.
Machinet siempre estaba pensando en cómo ganarse la vida, su estrategia innovadora se basaba en “reírse de sí mismo y del mundo”… Me contaba Luis Brun, que durante las carreras de motos, cobraba por pasar las acequias con personas subidas en su cuello, para que pudieran ver el espectáculo. Personalmente le vi vender figuritas realizadas con piñas, refrescos y helados y mucho más tarde, acompañado por sus hijos, pescado del Grao por los pueblos del interior…
Pero Machinet vivió un tiempo gris, en el que no tenía más remedio que reinventarse casi todos los meses para poder sobrevivir.
Aunque era un cómico que siempre buscaba hacer reír, os aseguro que yo de niño vi más de una vez en el fondo de sus ojos, cuando me decía “vols un polo canyonet!!”, la tristeza. “Sense cap mena de dubte, la processó anava per dins!!!”.
Falleció el 26 de Marzo de 1993.
Yo nací en 1953, y recuerdo en mi infancia, sobre los primeros '60 haber oído a Machinet en Radio Castellón en varias ocasiones ¿Habrá grabaciones de aquellas actuaciones?
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