Francisca González Justo (Mª Teresa es el nombre que toma de religiosa), nace en Quintanar de la Orden (Toledo) el 11 de febrero de 1921. Sus padres, Martiniano e Isabel, tienen tres hijas, Francisca es la mayor. Paquita, así la llaman en su casa y amigas, es una joven sencilla, llena de ilusiones, piadosa, que vive el espíritu religioso de su tiempo y de su familia. Que comparte su tiempo ayudando a la familia, aunque no lo necesitaban, pues tenían sirvienta. Y atendiendo a los niños pobres del barrio del Toledillo. Los llevaba a veces a su casa, los lavaba, les daba de comer y les enseñaba el catecismo. No siempre esto era del agrado de su madre y hermanas, ya que llenaba el patio de casa dónde también tenían la tienda de comestibles. En los veranos solía ir de vacaciones con unas primas suyas, a la provincia de Alicante. Su padre Martiniano, fue fusilado el 25 de octubre de 1936, en plena guerra civil. Tanto ella como su familia supieron perdonar al asesino de su padre apodado «el Donel». Al terminar la guerra, «el Donel» fue a la cárcel por haber dado muerte a varios quintanareños. Al conocer Paquita su encarcelamiento y la miseria en la que quedaba su familia, diariamente le llevaba la comida a la cárcel. Cada día se ve a Paquita con su «cesta verde» a la puerta de la cárcel. Junto con la comida, que ella misma le prepara, le lleva el perdón y el mensaje de la misericordia infinita de Dios. Cuando, sentenciado a muerte, sale camino de la ejecución, «el Donel» es un hombre arrepentido que pide perdón a todos.
A los 20 años Ingresa en el noviciado de las Hermanas de la Consolación. Y después de su profesión religiosa, el año 1943, pasa a servir a los enfermos de tuberculosis. Primero en el sanatorio de Villarreal, después en el de Castellón, en donde se trasladaron los enfermos de aquel Centro por no reunir las condiciones suficientes.
Llegar al Sanatorio en los años que citamos, era sinónimo de penuria en todos los aspectos. Escaseaban los alimentos y las medicinas. Años de hambre y de cartilla de racionamiento. Eran los años de la posguerra. Las estadísticas de 1940 arrojaban en España un total de 29.185 fallecidos por tuberculosis.
María Teresa tenía encomendadas a las enfermas de la primera planta, pero ella todos los días visitaba a todos los enfermos del Sanatorio. Se interesaba por ellos, y como a veces eran enfermos que estaban muy solos por el temor al contagio, ella también se interesaba por sus familias y les escribía para darles noticias y que se preocupasen de ellos.
Murió a los 46 años en el sanatorio de La Magdalena, a causa de una enfermedad de cáncer, el 12 de octubre de 1967.
Sus restos mortales descansan en la Capilla del Colegio de de la Consolación de Castellón en la avenida de Lidón.
El Papa Juan Pablo II promulgó el día 13 de junio de 1992 el Decreto sobre las virtudes Heroicas de la Venerable Mª Teresa González Justo.
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