Hijo del prestigioso médico Juan Bellido y su esposa María Ribés, alto nivel de arraigo en la ciudad, Miguel nació en Castellón el 20 de octubre de 1922. Sus hermanas María Teresa y Pepa contraerían matrimonio con el tiempo con el farmacéutico y botánico Manuel Calduch y con Vicente Puig, respectivamente.
La generación de Miguel encontró el dramático alboroto de la guerra civil en su primera adolescencia, que marcó la vida de tantas familias. Después del Bachillerato estudió Medicina en Valencia y descubrió la vocación de anestesista, cuya especialidad tuvo la suerte de confirmarla en Barcelona con aquel gran médico profesor que fue José Miguel y Martínez, que reunió en su entorno a la primera promoción española de especialistas en la anestesia. Y aunque halló de regreso a Castellón acomodo profesional, realizó en dos hospitales de París cursillos muy especializados con sus prácticas. El viaje lo realizó además acompañado de su esposa, María Teresa Blasco Saenz, a modo de renovada luna de miel. La boda había tenido lugar el 6 de octubre de 1951 y el matrimonio de Miguel y Mari dió el fruto de dos hijos, Isabel y Juan, con el inicial domicilio en el número 8 de la plaza de la Independencia, siempre en vecindad con doña María Ribés. En un periplo posterior por la ronda y la avenida del Rey, la familia se estableció definitivamente en el número 2 de la calle Rosell, junto al instituto Ribalta, frente a cuya gran acera ya han jugado los nietos, Miguel, Teresa y la gemelas Carlota y Salomé, un grupo humano que comparte el cariño del perrito Cocó, que tanto acompañó al doctor Bellido en sus días finales.
En los quirófanos de los hospitales, en las clínicas privadas de Castellón y la provincia está la huella del anestesista Bellido, que sembró prestigio profesional y fraternales compañeros con especial relieve en la Unidad de Cuidados Intensivos, aunque debo citar al cirujano Enrique Boldó, quien compartió tantas acciones quirúrgicas.
La arrolladora implantación popular de Miguel Bellido en la ciudad fue cuando, militante del Partido Socialista, ganó con Antonio Tirado y Paco Solsona las elecciones municipales en 1979. En las legislaturas de 1979-83 y en la siguiente de 1983-87, Miguel plantó en el Ayuntamiento su amor a Castellón y su ideología y su propia iniciativa fue decisiva en varias acciones reivindicativas desde su cargo de primer teniente de alcalde y concejal de Cultura. Queda el eco de sus esfuerzos para crear la clínica de la Gran Vía y su gran logro de implantar el SAMU, ese servicio médico municipal, que ahora parece tan natural. Yo recuerdo sus entusiasmos para la reedición del libro Antigüedades de Castellón, de Traver Tomás y, sobre todo, el llevar de la mano al profesor Lluis Meseguer para la preparación y posterior edición de las Obres Completes, de Bernat Artola. Todo pasó ante mis ojos desde Armengot, pero hay que reseñar la restauración del obelisco en Ribalta, la compra del colegio de la Consolación en Antonio Maura para convertirlo en Centro Municipal de Cultura, la restauración del museu de Fadrell, la construcción del edificio para el Arxiu Municipal, los reconocimientos como Hijos Predilectos a Vicente Sos Baynat, Miquel Peris Segarra y, a título póstumo, a Bernat Artola Tomás.
Y acabó siendo senador, tres años en Madrid y 13 años presidente del Ateneo, en Castellón, en momentos de renovación y gran esplendor.
Falleció el jueves 2 de marzo de 2000.
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