21 de Abril del 2023 .
Pablo Soria, urólogo y médico del CD Castellón durante más de 20 años, falleció en la madrugada de ayer. Soria formo parte del club albinegro durante su época más dorada, cuando competía en Primera División.
El escritor castellonense Miguel Pastor, amigo personal del fallecido, ha escrito un obituario para honrar su memoria:
Ayer recibí la triste noticia. Pablo Soria nació el 11 de agosto de 1939 en Castellón, ciudad donde hizo sus estudios primarios. Cursó bachillerato en el Instituto Francisco Ribalta (1949–1956). Becado por la Excma. Diputación de Castellón, debió trasladar su residencia a Madrid en 1955, con el fin de estudiar medicina y cirugía en la Facultad de Medicina de la Universidad Central. Una vez licenciado, se especializó en urología y traumatología en la Universidad de Salamanca, a partir del curso 1961–1962. De regreso a su ciudad natal, comenzó ejerciendo como traumatólogo en el Hospital Provincial.
Pablo Soria fue uno de aquellos castellonenses que debieron hacer su servicio militar en África, concretamente en Ceuta. Al terminar su compromiso con el Ejército, además de ejercer como médico en su especialidad de urología en el Hospital Provincial, abrió consulta privada que compatibilizó con el ejercicio de su profesión en la Clínica Gran Vía y después en el Hospital La Plana. Una vez jubilado, continuó gozando de sus familiares y de quienes tuvimos la suerte de contar con su amistad y cariño, porque Pablo era una persona dotada de excepcional inteligencia, vocación profesional, singular sentido del humor y gran sensibilidad.Tuve el placer de compartir con él muchos momentos de nuestras vidas. Fuimos vecinos en Castellón y también en Benicasim.
Nuestras respectivas profesiones nos permitieron coincidir en el CD deportivo Castellón, él como médico y yo como asesor, en aquella directiva presidida por don Emilio Fabregat que logró el ascenso del Club a la máxima categoría del fútbol nacional. Con el equipo albinegro vivimos momentos tan agridulces, como aquella final de copa de 1973. Nos entristecimos juntos y también unidos celebramos otro ascenso fraguado en Burgos y materializado en Castalia, contra el Mallorca.
Aunque no quiso nunca que trascendiera, quiero dejar constancia de su generosidad al renunciar a una importante cantidad que se le adeudaba, después de unas temporadas difíciles para la economía del Club de sus amores, con el fin de que se pudiera hacer cargo de la entidad el presidente Antonio Bonet y evitar así una desaparición que parecía segura. Sin embargo, el tiempo no perdona ni siquiera a los mejores como Pablo.
Es difícil encontrar las palabras adecuadas en momentos tan dolorosos, porque la pérdida de un amigo, especialmente quien ha dedicado su vida a cuidar de los demás, siempre es un duro golpe. Su dedicación a la profesión, paciencia y actitud compasiva hacia todos cuantos lo rodeaban, serán recordados por quienes lo conocimos, admiramos y amamos. D.E.P.
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