Varias generaciones de castellonenses, especialmente en el último cuarto del siglo pasado concidimos por nuestras calles con José Ripollés, más conocido como Pepito Chapa. Una persona especial muy querida que nació en la calle Conde Pestagua en el seno de una familia de labradores y que quedó en una situación difícil al quedar huérfano por la muerte de su padre.
Los castellonenses se movilizaron para ayudar a Pepito, que pasó a ser acogido en el Asilo de la calle Gobernador donde ingresó el 22 de diciembre de 1983 y permaneció bajo el cuidado de las Hermanitas de los Pobres hasta su muerte en marzo de 2005 a los 64 años, tras una penosa enfermedad.
Pepito fue un gran aficionado del C. D. Castellón, asistiendo de forma regular al viejo Castalia para animar a su querido equipo albinegro. Se ponía muy contento cuando todo el mundo por la calle le saludaba: ¡ey Pepitooooo!, y él sonreía y se frotaba las manos compulsivamente.
El año 2005, el grupo musical Els Llauradors participaron en el funeral por su memoria en la iglesia del Asilo, hoy edificio cerrado, sin uso y camino de degradarse.
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