VICENTE RENÁU TORRENT (1872-1966).
Fue un extraordinario pintor de Castellón de la Plana que, en 1904, después de estudiar Bellas Artes en Barcelona y París, emigró a México donde compaginó la decoración y la pintura con la dirección de salas para exhibir películas de cine. De regreso a España se instaló en su ciudad natal y construyó el edificio del cine que denominó Royal, en la calle Enmedio y que, como consecuencia de las leyes de la dictadura, con posterioridad a 1939, pasó a denominarse Romea. El éxito de aquella primera experiencia al frente del Royal, le animó a hacerse cargo del cine La Paz, cuyos propietarios, a pesar de sus grandes esfuerzos, no lograban interesar al público después de la tragedia ocurrida en aquel local en 1918. Para intentar cambiar la imagen de su nueva experiencia empresarial, Vicente Renáu cambió su anterior nombre por el de Cine Doré, abriendo sus puertas al público castellonense el día 22 de enero de 1924. La empresa de Renáu no se limitó a la explotación del Royal y Doré, sino que en 1929 construyó e inauguró el Cine Goya, en la denominada entonces plaza de Amalio Gimeno (en la actualidad Avenida del Rey Don Jaime frente al Instituto Francisco Ribalta) y también la terraza Goya, decorada y preparada para proyecciones de cine, situada en la propia azotea del mismo edificio.
Nació en la plaza de Mallorca de Castellón, el 23 de marzo de 1872, quinto hijo de Vicente Renau y Vicenta Torrent, modesta familia de artesanos alpargateros. Primera enseñanza y asistencia a unos talleres de cerámica donde se despertó su interés por la decoración. A los 14 años, sus padres permitieron que se fuera a Barcelona para matricularse en la Escola de la Llotja. Y allí perfeccionó su técnica como dibujante y, más tarde, se hizo pintor cuando pudo conocer a Juan Bautista Porcar, ya convertido en el gurú de la pintura en Castellón. Con todo, Renau se fue a París a los 30 años, deslumbrado por los impresionistas franceses. Y un año después, marchó a México contratado para participar en la decoración y ornamentación de varios edificios públicos y palacios, especialmente en Chapultepec, en tiempo del general Porfirio Díaz. Cuando se convirtió en violento el estruendo de la revolución, regresó a casa, a Castellón, donde se convirtió en empresario del mundo de la exhibición cinematográfica, aunque siempre con la etiqueta de artista pegada en su frente. Contrajo matrimonio con Antonia Birlayn García, oriunda de Cartagena y tuvieron 9 hijos, aunque cinco de ellos fallecieron muy pronto. Quedaron Armando, Lolita, Fernando y Carmen, dejando descendencia muy repartida. Fernando es quien más afirmó su vinculación castellonera al casarse con Marita Rodríguez Bajuelo. Tuvieron solamente una hija, Mari Carmen, que, con el tiempo, contraería matrimonio con el ingeniero Hipólito Beltrán Armiño, que sería teniente de alcalde de Castellón en los primeros años de la Democracia. Y vuelta a empezar la rueda de la vida, con cinco hijos castelloneros, Nati, Héctor, Elena, Luis y Diana, que se han repartido otros ocho infantes en esta rama, para completar la familia castellonera hasta hoy. ARTISTA PREMIADO Convertido ya en artista a todos los niveles, al finalizar la Guerra Civil, VicenNació en Castellón, el 23 de marzo de 1872. Se casó con Antonia Birlayn, tuvieron nueve hijos. Promotor de salas de espectáculos, decorador y pintor galardonado. Falleció el 9 de julio de 1965, en Madrid. 219 te Renau se vio obligado a trasladar su domicilio y su estudio a Madrid, donde pronto despertó gran curiosidad con una exposición en la Sala Cano y, a continuación, otra muestra de óleos y dibujos en la Galería Layetana de Barcelona. Su consagración se produjo en 1942 al obtener la Medalla de Bronce de la Primera Bienal Nacional, por su paisaje titulado Paso a nivel, que ha quedado custodiado en Castellón por los Beltrán- Renau, obra llena de equilibrio y contención, al decir de los críticos. En 1943 expuso su obra en el Museo San Telmo de San Sebastián, al año siguiente de nuevo en Barcelona y otra vez vuelta a Madrid, donde el Círculo de Bellas Artes le acogió como socio de relieve y en 1950 fue invitado a exponer en la Bienal de Venecia. Con Adsuara como maestro de la escultura, Vilarroig triunfando en la acuarela y con Renau, buenos amigos los tres, el nombre de Castellón volvió a sonar fuerte, sobre todo cuando en 1958 consiguió Vicente Renau la Segunda Medalla del Salón de Otoño de Madrid.
Aunque en 1952, Paco Alloza consiguió traer para una exposición en su Sala Estilo, a Vicente Renau, hay que recordar que con su gran experiencia ya, de joven en París y de artista ambicioso en México, con su confirmación en Madrid, todo propició que fuera fácil su amplia presencia en diversos países americanos en exposiciones, conferencias y protagonismo en revistas especializadas. Su facilidad para llevar al lienzo su llamada frescura mediterránea, la magia del cromatismo medido y habilidoso o en sus mágicos paisajes, le convirtieron en triunfador. Pero siempre encontró huecos para volver de vez en cuando a Castellón, algunas veces acompañado de su amigo Pedro Vilarroig. Nunca pudo imaginar que su bisnieta Elena Beltrán Renau sería Reina de las Fiestas de la Magdalena en 1985, ya que, a las 95 años de edad, en 1965 falleció dejando tras él aromas poéticos y la aureola de un gran artista con sus gestos rituales.
Creador fecundo y conocedor de muchas facetas del arte, efectuó Vicente Renau en 1960, a sus 88 años, su última exposición en la castiza sala Macarrón, de Madrid. Y en alguna de las entrevistas que le hicieron recordaba entonces sus sueños –cumplidos– de construir en plena calle de Enmedio, de Castellón, una sala de espectáculos, cine y teatro, decorada al estilo modernista de aquellos años 20, aquel estilo considerado al principio como una extravagancia, pero que nació para tapar la amenaza de quienes pretendían impedir la libre creatividad de los artistas. Renau organizó un sexteto musical para amenizar entreactos y escenas del cine mudo. Allí triunfó el violinista Tomás Viciano Rebollar.
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