La vida de Ángel Luis Massotti Littel comenzó en San Javier, Murcia, el 2 de agosto de 1919, en el seno de una familia con una rica herencia cultural y técnica. Procedente de una línea de musicólogos italianos y de ingenieros suizos, Ángel Luis creció en un ambiente donde la excelencia y la dedicación eran valores fundamentales.
Desde joven, mostró un profundo interés por la medicina, inspirado por las enseñanzas y el ejemplo de su madre, cuya compasión y altruismo dejaron una marca indeleble en su corazón. Después de una infancia marcada por el compromiso social y el amor por el prójimo, Ángel Luis se embarcó en el estudio de la medicina en Valencia en 1935.
Sin embargo, su camino hacia la profesión médica se vio interrumpido por los estragos de la guerra civil española, una época de caos y sufrimiento que dejó una profunda impresión en su alma. A pesar de los desafíos y las dificultades, Ángel Luis perseveró y completó sus estudios en 1943, convirtiéndose en médico interno en el Hospital General de Madrid.
Fue en la capital donde se sumergió en el fascinante mundo de la cirugía ortopédica, especializándose bajo la tutela de eminentes médicos como los doctores Marañón y Jiménez Díaz. Durante aquellos años, enfrentó los desafíos del sistema médico y las injusticias del escalafón, pero su integridad y ética lo llevaron a ganarse el respeto de sus colegas.
El matrimonio con Carmen Alcaraz, farmacéutica y maestra, una valenciana que compartía su pasión por la medicina y el servicio a los demás, marcó un nuevo capítulo en su vida. Juntos, compartieron una vida de logros y sacrificios, trabajando como médicos de la Cruz Roja y neurocirujanos, y dedicando su tiempo y energía a ayudar a los más necesitados.
Pero su verdadero llamado llegó más allá de las fronteras, cuando un hallazgo milagroso durante un congreso médico en Lyon lo inspiró a convertirse en misionero en África. Con el apoyo de su esposa y su profunda fe, Ángel Luis llevó esperanza y sanación a los rincones más remotos del continente, dejando un legado de amor y compasión que perdura hasta el día de hoy.
Ángel Luis Massotti Littel falleció el 6 de noviembre de 2001 en Castellón, pero su espíritu vive en el corazón de todos aquellos a quienes tocó con su bondad y generosidad. Su vida es un testimonio de servicio, sacrificio y amor por el prójimo, y su legado perdurará por generaciones.
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